martes, 8 de diciembre de 2015

No era la Piragua de Guillermo Cubillos.


¿Por qué no reclamarán los euracas usurpadores al doctor Álvaro Uribe Vélez como propio también? -a ver si se lo llevan de una buena vez y para siempre de Colombia- Estoy seguro que es mejor botín de guerra que el mismísimo galeón San José, pues le recuerdo que Alvarito le ha generado más ganancias a España que el tesoro que yace en las profundidades del Mar Caribe; la venta de Telecom y el Banco Granahorrar entre los años 2005 y 2006 a Telefónica Internacional SA y al Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) respectivamente, son una prueba fehaciente de la rentabilidad que obtuvo el capital español en nuestro país durante el gobierno del expresidente Uribe.

En esta víspera navideña tal parece entonces que, el San José del establo de Belén no es el único que está de moda. Con el “reciente” hallazgo de una de las embarcaciones de los inquisidores españoles, ha salido también a flote el deseo manifiesto del Gobierno de España por reclamar lo que según ellos les pertenece, es decir, que de ahora en adelante, usted y yo debemos tener claro qué, si somos víctimas de hurto, el pillo, está en todo su derecho de solicitar formalmente la entrega de lo que no pudo llevarse durante la comisión de su delito.

Pareciera que aún estuviéramos para jueguitos de indios y conquistadores, donde Pedro entra por su casa haciendo y deshaciendo a su gusto, y el criollo muy tieso y muy majo abre sus ancas para rendirle pleitesías a  los menesteres cleptómanos del patrón.

Hubiera preferido para el otrora mítico y legendario galeón un final más macondiano -como lo soñó Gabo, como lo anheló Florentino Ariza- un final donde los tesoros del naufragio pasaran uno a uno a manos de Fermina Daza, la quimera inmarcesible del erótico escribano.

Y es que lo rumores van más allá del Realismo Mágico de García Márquez, pues en nuestro país, la realidad supera a la ficción, jamás hubiese imaginado un lugar más adecuado para erigir el museo que llevará el nombre de la recién avistada embarcación que no fuese Cartagena, aunque al parecer existe la intención de trasladar las reliquias a la ciudad capital, claro está, imagino que allá llevará por nombre algo así como Museo San José de los Santos, en honor al granuja que se hace llamar presidente de lo que fuera en aquel entonces La Nueva Granada.

En medio de semejante algarabía por el descubrimiento del galeón San José, sólo espero que no vaya a parar a la Zona Franca de Jerónimo y Tomás, donde tendría, claro está, un trato excelso en cuestión de aranceles portuarios, teniendo en cuenta que la mal conocida Madre Patria, tiene una gratitud inmensa con la familia de El Gran Colombiano, o en el peor de los casos tocará solicitarle a la corona británica protección contra los usureros españoles nuevamente, reconociendo que fueron precisamente ellos, los piratas ingleses, quienes nos permitieron el honor de quedarnos con el oro y la plata proveniente del Perú en aguas colombianas.

A no ser que a la señorita Laura se le dé por organizar una pollada con los recursos que le han de pertenecer a su país y, a través de su presidente Humala se los soliciten al oligarca y pacifista de Juan Manuel Santos, reconocido a nivel mundial por su capacidad de ceder, no solo millas náuticas a otros países, sino también por costear vacaciones con todo pago a militantes de grupos terroristas.

Menos mal el San José no era la piragua de Guillermo Cubillos, que bogaba hacia las playas del amor mientras era seguida por un ejército de estrellas y, cuyo único rugir fue la melodía de una cumbia, cumbia que a pesar de los embates usureros de los españoles, hoy por hoy perdura como un patrimonio intangible precolombino empotrado en la cultura histórica del vasto Caribe Colombiano.

Derechos Reservados © Nicolás Marrugo Silva.