sábado, 5 de julio de 2014

El Domicilio.

Sí, está bien, perdimos, pero nos robaron. Cualquier cristiano, incluyendo Ronaldo, podría darse cuenta cuán amañado estuvo el arbitraje del partido. Según las estadísticas, hasta antes del gol de David Luiz casi al minuto 70 del compromiso que enfrentó a Brasil contra Colombia, el árbitro español Carlos Velasco, permitió aproximadamente 40 faltas sin mostrar un solo cartón amarillo, eso mi estimado lector, fue sin lugar a dudas, una de las tantas incidencias graves que tuvo el juez del compromiso en el marcador final.

Respeto a quienes alegan que el gol tempranero desestabilizó la saga colombiana y, tienen la absoluta razón en dicho alegato, pero no pretendamos ser eruditos donde no hay necesidad de buscarle ocho patas a un estamento que sólo tiene cuatro letras: FIFA.
Es de conocimiento público la problemática social que afronta el país organizador de la copa del mundo, se ha hecho una millonaria inversión en materia de escenarios e infraestructura para que Brasil 2014, sea recordado no sólo como el mundial más visto, comentado, y vendido de la historia, sino que además perdure en la retina de los espectadores como la cita que coronó al primer hexa campeón del mundo.
Decir que Brasil en los 90 minutos de juego fue superior a Colombia sería una desfachatez. Brasil jugó uno, por no decir el mejor encuentro para ellos en esta copa mundo, un equipo sin estrellas, más bien estrellado, empujado, afanado y, por varios pasajes del encuentro, hasta asustado.
Los dirigidos por José Néstor Pékerman recibieron un gol de ‘camerino’ a los 7 minutos del primer tiempo, gol que significó no sólo un cambio de estrategia para el profesor Pékerman y el onceno colombiano, sino que además dejaba por primera vez a Los Cafeteros con un marcador en contra, algo a lo que Colombia no se había enfrentado antes en el transcurso de la competición mundialista. El equipo tardó en reaccionar, Brasil aprovechó la desorganización de los colombianos y tuvo así un primer tiempo muy cómodo, ayudados claro está, por quien podría ser el referee que dirija la gran final y, quien horas más tarde sería felicitado por la FIFA: El español, Carlos Velasco. ¡Joder tío! ¡Enhorabuena!
Con el transcurrir de los minutos se evidenció un desbalance en las decisiones arbitrales, un cobro de tiro de esquina que no fue (la tocó de último Neymar) terminó en gol del capitán Thiago Silva, el  gol anulado incorrectamente a Mario Alberto Yepes cuando el partido estaba 1-0 a favor de los locales habría cambiado la dinámica del encuentro, pero donde manda Dilma Rousseff, no gana el buen juego.
El sin sabor del segundo puntillazo cayó como un balde de agua fría,  las esperanzas de los miles de colombianos que soñaban con la hazaña de derrotar a los penta campeones del mundo en su propia casa se desvanecían, peor aún al ver sancionada una falta de James Rodríguez que no existió y que terminó en el golazo de David Luiz cuando transcurría el minuto 70 del partido. Una decisión que inclinaría la balanza a favor de la verde-amarela y, casi que sellaría la faena dantesca del árbitro español Carlos Velasco.
En las postrimerías del encuentro y gracias a la incesante labor del equipo colombiano, el juez sancionó un penal a favor de Colombia al minuto 80, falta del portero Júlio César sobre Carlos Bacca, quien oxigenó el ataque colombiano y en los pocos minutos que estuvo en la cancha mostró carácter e inquietó el marco adversario. El penalti fue cobrado por James Rodríguez quien consiguió su sexta diana y se mantiene como el líder de goleo en el campeonato mundial de Brasil 2014, escoltado por Neymar, Messi y Robben.   
Al finalizar el encuentro se supo que Neymar sufrió una fractura en la tercera vértebra lumbar como resultado de un choque fortuito con Camilo Zuñiga y se perderá el resto del mundial. Imagino que la presidenta de Brasil, los directivos de la FIFA y el señor Velasco, serán piezas fundamentales en la recuperación del astro brasilero: Dilma le cocinará la feijoada, Joseph Blatter comprará las caipiriñas y el juez español les hará el domicilio.

Derechos Reservados © Nicolás Marrugo Silva.