domingo, 28 de marzo de 2010

Noche buena.

El sentimentalismo ilógico mundano que invita a decir cosas sin el más mínimo amparo,
Vivirá en nuestros corazones empotrado sin resabios,
Permitiendo saciar agravios con una palabra noble o un simple comentario,
Mientras buscamos un regalo para engrandecer el eco envidioso de los genes humanos,
Mal del mundo por siglos venerado como el Dios de los saberes, el placer y el llanto,
Manía elocuente de besarnos sin reparo en una noche buena a las doce según el horario,
Compartiendo una cena o un detalle criticado,
Brindando de labios para afuera por el porvenir deseado,
Lagrimas fariseas caerán sobre el manto dócil del timado,
Encumbrando en silencio al tonto engañado,
Ojalá las navidades se conmemoraran tres veces al año,
Para ver más a menudo a esta manada de lagartos,
Embusteros pobretones de necios presagios,
Buitres impostores a la espera del rebaño;
Santurrones malhechores como el Iscariote de antaño
Consumieron paso a paso la imagen enaltecida del santo
Que resultó ser el hipócrita resentido que vive bajo mi resguardo.

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Derechos reservados© Nicolás Marrugo Silva