miércoles, 28 de abril de 2010

Voto vital.


Por vencimiento de términos, las calles están llenas de bandidos de cuello blanco, por no existir pruebas contundentes en su contra, los asesinos y/o victimarios de inocentes, deambulan por las aceras en ascuas del momento indicado para volver a atacar.

La justicia de papel, se fortalece como marioneta endeble a favor de quienes revestidos por la impunidad, tipifican la inoperancia de la ley, como el mayor de los delitos expuestos sin aprensión y de forma indolente.

Una sociedad maniatada por la injusticia, cuyas raíces están carcomidas por la zozobra y la visión etérea de seguridad, no puede, ni podrá nunca jamás, surgir y permitir a sus individuos desarrollarse dentro de los más mínimos estándares de respeto, tolerancia y convivencia.

Un gobierno que genera cortinas de humo, que manipula estadísticas, que le miente al conglomerado, que limita y elimina todo tipo de oposición sana y honesta, que regula las irregularidades de los organismos supuestos a defender a los civiles, que da el visto bueno para crear caos, persecución, amenazas y todo tipo de acciones terroristas; es un gobierno ilegitimo, trolero, sin vergüenza y corrupto.

Las banderas de un país no flamean gustosas bajo vientos de guerra, ni sobre ventiscas de conflictos belicosos, pero tampoco ondean bajo la angustia de una carrera armamentista sin tregua, con principio y sin un aparente fin.

Una colectividad se fundamenta y fortalece, basada en principios de legalidad, transigencia y equidad, donde todos tendríamos cabida según nuestras fortalezas y debilidades, llámese campesino, desplazado, reinsertado, rico o pobre; el remoquete es lo de menos, lo que importa es la integridad física y moral de cada vida sagrada.

Los opositores de la transformación social, hacen alarde de los contentillos ilusorios que el gobierno en cabeza de su jefe de estado, ha entregado durante estos dos cuatrenios, viles explicaciones a tantas chalanerías realizadas, escudando su accionar en una in-seguridad demagógica que no dio los resultados anhelados.

Colombia no es un mejor país por que se pueda andar por sus carreteras, la guerrilla no se ha derrotado, el clientelismo y las malas administraciones son el reflejo de los sólidos nexos existentes entre las altas esferas del poder ejecutivo y los más bajos terroristas y narcotraficantes que han desmoronado la poca credibilidad del ciudadano del común en sus instituciones.

El ‘momentum’ ha llegado, es tiempo de mirar hacia el futuro de la mano con la educación, la cultura y la dignidad.

El cambio no debe ser radical, ni polarizado, no debe ser conservador ni liberal, la ‘U’ debe ser de Unión; que hace la fuerza.

Por un mejor porvenir, por una Colombia menos violenta e indiferente, yo voto por la esperanza, mi voto es vital, mi voto es de opinión, mi voto es sagrado, mi voto es mi derecho, por esto y muchas cosas más, no boto mi voto; Antanas Mockus presidente.

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Derechos reservados© Nicolás Marrugo Silva